6. Impacto económico:
dotación fundacional,
presupuestos y macromagnitudes

6.1. Dotación, activos, ingresos y gastos y macromagnitudes

El Cuadro 18 presenta los principales datos económicos de las FAEE desde el punto de vista presupuestario. Como puede apreciarse, la dotación fundacional agregada de las fundaciones activas operativas en 2009 ascendía a 7.810 millones de euros, que se fue reduciendo a lo largo de los años hasta situarse en 7.404 millones de euros en 2012, para posteriormente registrar un gradual incremento hasta alcanzar los 8.605 millones de euros en 2019. Este comportamiento está correlacionado con la evolución global de la economía española y del resto de las variables macroeconómicas del sector fundacional que siguen la senda bajista y alcista de las fases cíclicas. El valor promedio de la dotación fundacional se sitúa en 7.742 millones de euros en el periodo objeto de estudio y, al comparar los datos final e inicial de la serie, se observa un aumento en 1.365 millones.

Igual tendencia muestran el resto de las partidas. Tras un crecimiento inicial del 7,87 por ciento entre 2008 y 2009, los activos se reducen en un 5,19 por ciento entre 2009 y 2012, expandiéndose posteriormente un 16,21 por ciento entre 2012 y 2019, mientras que los ingresos totales disminuyen un 0,40 por ciento entre 2008 y 2009, experimentando luego un incremento del 1,5 por ciento entre 2009 y 2011 y, tras una caída del 4,13 por ciento entre 2011 y 2013, avanzar un 5,5 por ciento entre 2013 y 2019. En términos medios, los activos del sector fundacional durante los años 2008 a 2019 se sitúan en 21.772 millones de euros (con una mejora de 3.901 entre el año inicial y final), mientras que los ingresos totales promedios se elevaron a 7.537 millones (registrando una subida de 174 millones de euros). Por su parte, los gastos totales promedios alcanzaron la cifra promedio de 8.194 millones anuales, con un incremento del gasto entre 2008 y 2019 de 899 millones de euros19.

Hay que señalar que durante todo el período considerado los gastos han superado a los ingresos, lo que explica la reducción inicial tan marcada de las dotaciones fundacionales y los activos, sugiriendo el comportamiento de ingresos y gastos que las fundaciones habrían utilizado parte del capital fundacional y realizado desinversiones con el fin de mantener la actividad fundacional. Sin embargo, en los últimos años se han incrementado los activos del sector al mismo tiempo que se mantiene una estructura de gastos por encima de los ingresos totales, siendo una posible explicación de este comportamiento la percepción de plusvalías en el patrimonio fundacional como consecuencia de la mejoría de la actividad económica que ha afectado positivamente tanto a los merca- dos inmobiliarios como financieros, así como la incorporación de algunas fundaciones patrimoniales de cierta relevancia.

A partir de los datos anteriores y sobre la base de la información agregada proporcionada por la Contabilidad Nacional de España del INE, se han estimado las macromagnitudes funda- mentales del sector fundacional español para el período 2008- 2019, que se recogen en el Cuadro 1920. Una serie temporal de doce años nos permite ya analizar la dinámica de un período tan complejo y turbulento para el funcionamiento normal de las FAE. Como se puede observar, nuestros resultados sugieren que el Valor Añadido Bruto (VAB) a precios básicos osciló entre 2008 y 2014 en torno a los 3.100 millones de euros, para posteriormente incrementarse un 20,59 por ciento entre 2014 y 2019, destacando el aumento del 6,64 por ciento registrado entre 2014 y 2015. En términos medios, el VAB del sector fundacional se situó en 3.250 millones de euros durante el periodo temporal analizado, presentando una diferencia de 613 millones entre 2008 y 201921.

En cuanto a la remuneración media por contrato, se observa una disminución inicial desde los 15.091 euros en 2008 a los 13.326 euros en 2012.

La remuneración de los asalariados (que incluye sueldos y salarios brutos y cotizaciones patronales a la Seguridad Social) experimenta una evolución parecida al VAB, fluctuando alrededor de los 2.700 millones de euros entre 2008 y 2014, para aumentar paulatinamente hasta alcanzar los 3.294 millones de euros estimados en avance para el año 2019 (con un ascenso de 551 millones entre el año inicial y final).

En cambio, el excedente de explotación bruto (que es lo que que- da del valor añadido una vez remunerado el factor trabajo y paga- dos los impuestos netos sobre producción) aumenta en 70 millones en 2012 respecto a 2008 (es decir, en un 18,90 por ciento), cayendo con ligeros altibajos hasta los 413 millones de euros en 2015 y remontar suavemente hasta los 431 millones de euros de 2019. El valor promedio de esta variable durante el periodo objeto de estudio se situó en 410 millones (registrando una subida de 62 millones de euros entre 2008 y 2019).

En cuanto a la remuneración media por contrato, en el Cuadro 19 se observa una disminución inicial desde los 15.091 euros en 2008 a los 13.326 euros en 2012, para después oscilar alrededor de los 12.550 euros el resto de los años considerados. Nuestras estimaciones sugieren que la remuneración media por contrato durante el periodo analizado fue de 12.976 euros, experimentando esta variable una caída de 2.116 euros entre el año 2008 y el 201922.

El Cuadro 20 ofrece algunos datos clave sobre el comportamiento económico del sector fundacional. Sin pretender ser exhaustivos en el análisis, vamos a destacar algunos hechos relevantes en función del tamaño de las fundaciones ordenadas por su dotación fundacional.

El 46,65 por ciento de las FAE en 2008 contaba con dotaciones fundacionales superiores a 30.000 euros, valor que desde la entrada en vigor de la Ley 50/2002 se presume suficiente para el cumplimiento de los fines fundacionales. Dicho porcentaje aumentó paulatinamente hasta el 59,87 por ciento en 2012, con un marcado retro- ceso en 2011 (45,23 por ciento), para ascender posteriormente con altibajos hasta el 45,52 por ciento en 2019, situándose en 49,23 por ciento su valor promedio entre 2008 y 2019. Por otro lado, el 5,79 por ciento presentaba una dotación fundacional superior a 2,4 millones de euros en 2008 mientras que dicho porcentaje aumentaba en 2,93 puntos en 2019, situándose en el 8,72 por ciento (siendo su valor promedio durante esos años el 7,89 por ciento), lo que viene a confirmar una cierta polarización del sector fundacional.

En cuanto a los activos, el 50,67 por ciento de las FAE en 2008 poseían unos activos superiores a 150.000 euros, elevándose este porcentaje con fluctuaciones hasta situarse en 2019 en el 60,19 por ciento (con una participación media del 60,51 por ciento), lo que revela una cierta tendencia hacia una mayor capitalización de las fundaciones, aunque de forma lenta y leve.

Respecto a los ingresos y gastos, en el Cuadro 20 se observa que, en 2008, el 46,11 por ciento de las FAE tenían unos ingresos supe- riores a los 150.000 euros, mientras que el 33,57 por ciento incu- rrían en gastos superiores a esa cifra. En 2019 el porcentaje corres- pondiente al primer caso aumenta en 27,09 puntos (un 73,20 por ciento), aumentando los gastos más rápidamente (39,73 puntos hasta el 73,30 por ciento). El porcentaje medio de FAE que tenían durante el periodo 2008-2019 unos ingresos superiores a los 150.000 euros, se sitúa en el 63,88 por ciento, mientras que el correspondiente a las que presentaban gastos superiores a los 150.000 euros era del 61,81 por ciento.

En cuanto al excedente, se aprecia lo ajustado de la diferencia en- tre ingresos y gastos de las FAE en 2008, ya que únicamente el 15,79 por ciento de las mismas presentaban en ese año un exce- dente superior a 30.000 euros, porcentaje que aumenta, con osci- laciones, hasta el 30,85 por ciento en 2019, situándose su valor medio en el 27,44 por ciento durante los años analizados.

Por último, el intervalo más frecuente en la remuneración de asa- lariados era el comprendido entre 150.001 y 2.400.000 euros, que en el año 2008 suponía el 66,67 por ciento de las FAE y que ex- perimenta un descenso fluctuante hasta el 48,06 por ciento en 2019, siendo 47,89 su valor promedio el durante el periodo tem- poral examinado.

19Sería interesante realizar un estudio del impacto diferenciado en la estructura de gastos e ingresos en relación a la antigüedad de las fundaciones.

20Cabe recordar que el Valor Añadido Bruto es la suma de la remuneración de los asalariados y del excedente bruto de explotación.

21A efectos comparativos, cabe señalar que el VAB estimado del sector fundacional español sería equivalente al 12 por ciento de la rama de producción agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (INE, 2019), mientras que su remuneración supone el 57 por ciento de la remuneración de dicha rama, lo que pone de manifiesto la mayor cualificación relativa de los trabajadores de las fundaciones.

22Sería interesante el diseño y estimación de un indicador que reconozca el trabajo no remunerado y analizar su contribución y evolución temporal en el sector fundacional.

6.2. Procedencia de los ingresos

La estructura de ingresos de las FAE españolas se caracteriza a nivel sectorial por un importante grado de diversificación en un doble sentido: combinando fuentes privadas y públicas, por un lado, y categorías de ingresos generados internamente (prestacio- nes de servicios y rendimientos de patrimonio) o externamente (donaciones y subvenciones), por otro.

Tal y como recoge el Cuadro 21, la principal fuente de financiación de las FAE españolas reside en el sector privado, aumentando paulatinamente su participación sobre el total desde el 83,63 por cien- to de 2008 al 84,57 por ciento de 2019 (situándose su valor me- dio en el 84,30 por ciento durante estos años). Por su parte, la financiación pública muestra una clara tendencia bajista, descendiendo su peso relativo desde el 16,37 por ciento en 2008 hasta el 15,43 por ciento en 2019 (una pérdida de 0,94 puntos porcen- tuales), siendo 15,70 su valor promedio el durante el periodo objeto de estudio.

Considerando las fuentes de ingresos por tipología presentada en el Cuadro 22, en términos porcentuales y referenciadas al año 2019, el 59,19% de los ingresos de las fundaciones procedían del bloque de donaciones y subvenciones (incrementándose su participación relativa en 3,91 puntos porcentuales respecto al valor en 2008), mientras que el 34,65 eran el resultado de las ventas de bienes y prestaciones de servicios que realizaba el sector fundacional en todos sus ámbitos y objetos sociales (ascendiendo en 0,44 puntos en relación al registro inicial) 23. La tercera fuente de recursos consistió en la obtención de rendimientos y productos del Patrimonio fundacional, representando en 2019, el 6,16% de los ingresos del sector (retrocediendo 4,35 puntos en relación al dato de 2008). En términos promedios, las donaciones y subvenciones suponen el 55,90 por ciento del total de ingresos de las fundaciones españolas, la prestación de servicios y la venta de bienes representan el 34,86 por ciento y los rendimientos de patrimonio constituyen el 9,24 por ciento restante24.

23Sería interesante actualizar el estudio de Rubio Guerrero et al. (2015) para evaluar el efecto de la entrada en vigor en la campaña de la Renta 2016 de la reforma fiscal con un aumento en las deducciones para fomentar el mecenazgo utilizando los microdatos de la Agencia Estatal de Administración Tributaria.

24Sería interesante la realización de un análisis detallado de la composición del patrimonio de las fundaciones españolas y su evolución temporal a lo largo de las distintas fases del ciclo económico.

6.3. La confianza de las fundaciones sobre la evolución de su actividad

La AEF publicó desde 2014 hasta 2019 los resultados de su Indicador de Actividad Fundacional (IAF), que recogía, cada tres meses, las opiniones de los directores o gerentes de las fundaciones sobre la marcha de la actividad para cada trimestre pasado y sus expectativas para el trimestre entrante.

El IAF se basa en la misma metodología empleada por el INE para la elaboración de su Índice de Confianza Empresarial Armonizado (ICEA), por lo que los resultados son plenamente comparables, ofreciendo así la posibilidad de analizar el posible comportamiento diferenciado en la opinión sobre la situación y expectativas de actividad del sector fundacional respecto al conjunto de la economía.

Siguiendo la práctica habitual en este tipo de indicadores, los resultados se extraen de una encuesta en la que se plantean dos sencillas preguntas (¿Cómo valoraría la marcha de su fundación en el trimestre anterior? y ¿Cómo cree que va a ser la marcha de su fundación a lo largo del trimestre en curso?), a las que se ofrece tres respuestas: favorable, normal y desfavorable.

A partir de la opinión de los informantes, se consideran tres indicadores diferentes:

◗ El indicador de expectativas armonizado (denominado Saldo
de Expectativas) recoge la diferencia o saldo entre el porcentaje de respuestas favorables y desfavorables relativas al trimestre entrante. Puede oscilar entre —100 (todos los informantes son pesimistas de cara al próximo trimestre —es decir, han marcado la casilla Desfavorable) y +100 (todos los informantes son optimistas —es decir, han marcado la casilla Favorable). Su interpretación intuitiva es directa y sencilla. Si las Expectativas son positivas, los optimistas superan a los pesimistas respecto al próximo trimestre.
◗ El Indicador de situación armonizado (denominado Saldo de Situación) es la diferencia o saldo entre el porcentaje de res- puestas favorables y desfavorables relativas al trimestre que
está acabando, y
◗ El Indicador de Actividad Fundacional (IAF) se construye a
partir de la Situación y de las Expectativas. La base de este índice es el primer trimestre del 2014, cuyo valor es, por tanto, igual a 100.

El Gráfico 14 ofrece la evolución del Saldo de Expectativas. Como puede apreciarse, el porcentaje de las fundaciones que considera que será favorable la marcha de su actividad durante el trimestre siguiente ha sido siempre superior durante el período para el que se cuenta con datos al porcentaje que considera que será desfavorable, lo que contrasta con lo ocurrido para la economía española en su conjunto, ya que el ICEA registra episodios son registros negativos. Así pues, se constata que los gestores de fundaciones son sistemáticamente más optimistas en la marcha futura de su actividad que los gestores de establecimientos empresariales.

Por su parte, el Gráfico 15 muestra el comportamiento del Saldo de Situación, que recoge las respuestas relativas a la actividad en el trimestre finalizado. Se observa una vez más una mayor diferencia entre los porcentajes de las fundaciones que considera favorable que la marcha de su actividad durante trimestre pasado respecto a las que consideran que fue desfavorable, lo que difiere notable- mente de lo indicado por el INE para el conjunto de la economía española mediante el ICEA, donde se detectan trimestres de diferencia negativas, sobre todo al principio de la muestra. Por consiguiente, del Gráfico 15 se deduce que los gestores y directores de fundaciones españolas han estado más satisfechos con la evolución de su actividad que los gestores de establecimientos empresariales.

Por último, el Gráfico 16 presenta la variación trimestral en el IAF y el ICAE. Como puede observarse, los cambios en ambos indica- dores están muy correlacionados, especialmente en los episodios de deterioro en la confianza. Asimismo, se aprecia un cierto papel de indicador adelantado del IAF respecto al ICEA, ya que la evolución de la confianza manifestada por los gestores de fundaciones parece anticipar el comportamiento de la confianza de los responsables de los establecimientos empresariales. Dado que el ICEA está a su vez muy correlacionado con el ciclo económico, el IAF podría constituir una herramienta útil en el estudio de la coyuntura económica25.

25La AEF ha decidido dejar de elaborar el IAF a partir de enero de 2020, por lo que sería interesante retomarlo para seguir monitorizando con periodicidad trimestral la opinión del sector fundacional sobre la situación y expectativas de su actividad, contemplando incluso la posibilidad de ampliar el análisis para incorporar información complementaria adicional sobre la evolución regional y por subsectores de actividad en la línea de la proporcionada por el ICAE, ofreciendo de esta forma una visión mucho más profunda y amplia de los hechos y acontecimientos que condicionan el comportamiento del sector fundacional en España y contribuyendo a un mejor conocimiento cuantitativo sobre dicho sector.

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