7. Recapitulación y conclusiones
En esta sección final, tras un breve resumen de las principales materias abordadas en este estudio, aportamos algunas conclusiones.
7.1. Objetivos y metodología
Este estudio, es el cuarto de una serie de informes del Instituto de Análisis Estratégico de Fundaciones (INAEF), de la Asociación España de Fundaciones (AEF), sobre las características y atributos del sector fundacional en España que comprende el período 2008- 2019, es decir, doce años de actividad. El período de tiempo analizado coincide con un período histórico de crisis económica y financiera y posterior recuperación de la economía española que, sorpresivamente, se ha visto frenada por la crisis de la Covid-19 en marzo de 2020. Una nueva crisis que ya está afectando a la actividad del Tercer Sector (TS) donde se incluye subsector de las fundaciones.
El informe muestra una visión amplia y detallada del sector funda- cional, analizando su estructura e impacto social, en el empleo y la actividad económica. La base de análisis del informe es la informa- ción procedente de las fundaciones registradas activas, completada con datos de la Dirección General de Ordenación de la Seguridad Social y la Contabilidad Nacional de España, apoyado en el uso de herramientas econométricas tales como el algoritmo de impacto múltiple y la predicción por analogías simultáneas.
El valor añadido del informe es doble: por una parte, ofrece una panorámica de la evolución e impacto del sector fundacional en España para un relativamente largo período de tiempo; por otra parte, al coincidir con una profunda crisis económica y financiera y una posterior relativa recuperación económica, el informe muestra no solo la capacidad de adaptación del sector fundacional a la crisis sino también, y sobre todo, la respuesta decidida a las demandas y necesidades de la sociedad española incrementando hasta donde ha sido posible sus recursos económicos y humanos.
7.2. La dimensión y estructura del sector fundacional
Las FAE constituyen un sector relativamente joven ya que casi la mitad de las fundaciones (48.8 por ciento) se ha constituido entre 2003 y 2019.
En 2019 había en España 14.729 fundaciones, 1.395 más que en 2008. De este universo, 9.218 son FAE, que son la base de este estudio de las que el 63,3 por ciento tienen alguna persona ocupada. La crisis del período 2008-2014 afectó a las FAE cuyo volumen se redujo en 376 fundaciones a lo largo de los once años. El año 2014, como en el conjunto de la actividad económica general, marca la frontera entre el fin de la crisis y el relanzamiento de la actividad. Las FAE, a diferencia del conjunto de la economía española, han hecho frente al impacto de la crisis de 2008 incrementa- do su actividad y empleo hasta 2019. Su actividad económica ha sido contracíclica.
Hay que destacar que las FAE constituyen un sector relativamente joven ya que casi la mitad de las fundaciones (48.8 por ciento) se ha constituido entre 2003 y 2019. No cabe duda que la ley de fundaciones de 2002 ha sido un factor de estímulo a la creación fundacional. En España hay 20 fundaciones por cada 100.000 habitantes. En conjunto, el 73 por ciento de todas las fundaciones han sido creadas en los últimos 25 años. Como en otros sectores de la actividad económica y social se constata un elevado grado de concentración fundacional. Madrid y Cataluña suman casi la mitad de todas las FAE de España. A gran distancia les siguen Andalucía (10,5 por ciento) y la Comunidad Valenciana (7.2 por ciento).
En el sector fundacional español predomina el pequeño tamaño, medido en función de su dotación fundacional. Así, el 40,6 por ciento de las fundaciones tiene dotaciones inferiores a 500 mil euros anuales. El peso de las pequeñas fundaciones es importante ya que son la quinta parte de todo el sector (22 por ciento), si bien se ha reducido de manera importante si tenemos en cuenta que en 2008 el 35,7 por ciento de todas las FAE tenían dotaciones fundacionales inferiores a 30.000 euros. Esto supone una mejora del tamaño que afecta positivamente a su capacidad y actividad.
Por su parte, las fundaciones con dotaciones fundacionales mayo- res de 2,7 millones de euros también han crecido, pasando de ser el 11,3 por ciento en 2008 a constituir el 14,7 por ciento en 2019.
En este mapa fundacional, y a lo largo del período estudiado, las fundaciones creadas por personas jurídicas se han reducido del 31,5 por ciento en 2008 al 27 por ciento en 2019. En sentido contrario, las fundaciones creadas por personas físicas se han incrementado desde el 68,4 por ciento en 2008 al 72,7 por ciento en 2019. Dentro de las fundaciones creadas por personas jurídicas son las asociaciones las que tienen una mayor iniciativa creativa, seguida de otras fundaciones y empresas. El cambio más importan- te es el referente a la iniciativa empresarial: en 2008 el 10 por ciento de las fundaciones jurídicas habían sido creadas por empresas, en 2019 es el 22 por ciento.
Un último indicador de la estructura organizativa de las FAE es el referente a la presencia en Internet y en las redes sociales. Aunque se han producido avances, queda aún un largo camino de desarrollo que, por otra parte, es desigual. Así, en 2019 el 40 por ciento de las FAE tienen página web (33 por ciento en 2018), pero sólo el 10 por ciento están en las redes sociales, habiendo duplicado su esfuerzo respecto a 2008.
7.3. El impacto social de las fundaciones
Las FAE en España estén presentes en muy diferentes campos de actividad. En 2019 la cultura y el ocio (38,3 por ciento), la educación e investigación (21,7 por ciento), el medio ambiente (10,3 por ciento), suman el 70,2 por ciento de toda la actividad fundacional, seguida de los servicios sociales (9 por ciento), el desarrollo y la vivienda (7,3 por ciento), la sanidad (5,4 por ciento) y las actividades internacionales (4,4 por ciento). Estas dos últimas han tenido un cierto crecimiento a lo largo de la serie histórica.
La proximidad caracteriza a la iniciativa de creación fundacional. Así, en 2019 el 38,7 por ciento de las fundaciones tiene un ámbito autonómico, seguido del estatal (26,6 por ciento) y el local (16,7 por ciento). El ámbito provincial, comarcal y local, conjuntamente, suponía en 2019 el 22 por ciento de todas las fundaciones, pero se ha reducido a lo largo del tiempo ya que en 2008 era casi el 30 por ciento de todas las fundaciones. En suma, el ámbito autonómico y estatal han ganado peso y se ha reducido el ámbito local, junto con el internacional.
Resulta espectacular el crecimiento del alcance de la actividad fundacional a lo largo de los doce años de la serie. Ello se explica inicialmente por el crecimiento de las demandas sociales durante los años 2008-2014, pero también por un doble hecho que se produce a partir de 2014: el alargamiento de los efectos sociales de la crisis en el tiempo y un cambio de perfil en la actividad fundacional. Entre 2008 y 2019 se multiplica por 2,45 la población a la que llegan las actividades y servicios de las FAE. Si en 2008 el volumen de personas objeto de la actividad fundacional fue de 17,8 millones, en 2019 es de 43,7 millones, un incremento de 25,9 millones. Sólo entre 2008-2014, período de mayor impacto de la crisis eco- nómica, la población a la que las FAE dieron algún tipo de respuesta se incrementó en 17,8 millones. Entre 2015 y 2019 la cobertura se incrementó en 8 millones de personas.
Una parte de la explicación de este incremento reside en el hecho de que se ha producido una transición relativa desde un perfil decreciente de fundaciones finalistas (por ejemplo, actividades de inclusión laboral y educativa) a otro perfil dominante de fundaciones generalistas, lo que supone una mayor cobertura o respuesta a las demandas de la población general (esto se produce en el caso de la actividad cultural y de medio ambiente). Un indicador importante de la actividad es el de las FAE que atiende a más de 1000 personas: en 2008 era el 38,2 por ciento de las fundaciones, incrementándose al 65 por ciento en 2019.
Cataluña es la Comunidad Autónoma con más beneficiarios netos en 2019: 16,3 millones, seguida de Madrid (7,7 millones). Ambas comunidades suman el 55% de todos los beneficiarios, lo que su- pone una acusada concentración de beneficiarios. A distancia, pero con un peso muy importante respecto de su población, están el País Vasco (2,7 millones), la Comunidad Valenciana (2,1 millones) y Castilla y León (2 millones). Esta elevada concentración supone que los beneficiarios netos sean superiores al volumen de la población en algunas CCAA, caso de Cataluña, País Vasco, Navarra, Madrid y Cantabria. La concentración de renta y riqueza en estas CCAA se refleja también de manera diferencial en la actividad fundacional. Hay una España citerior o desarrollada, incluida Madrid, y otra España ulterior semidesarrollada, en términos fundacionales que viene a coincidir con la distribución espacial de la renta y el tejido social y empresarial.
Como no podía ser de otra manera la mayor parte de los beneficiarios son personas físicas, casi el 74 por ciento del total, y el 26 por ciento de los beneficiarios son personas jurídicas, un promedio muy estable a lo largo de todo el período. En lo que se refiere a las personas físicas, destacan como beneficiarios con mayor peso la población general, las personas en riesgo de exclusión y estudian- tes, este último colectivo en relativo descenso. La población de personas adictas a diferentes consumos de drogas, que tuvo mu- cho peso en las últimas décadas del siglo XX, se ha reducido relativamente como una actividad importante.
7.4. El impacto sobre el empleo de las fundaciones
El total de recursos humanos que trabajan en el sector fundacional, directa e indirectamente, remunerados y no remunerados, ha crecido un 36,5 por ciento pasando de 373.522 personas en 2008 a 487.586 en 2019.
El empleo directo ha crecido el 47.1 por ciento, de forma que el volumen de 181.547 personas ocupadas en 2008 se incrementa hasta llegar en 2019 a 267.005. En 2019 el empleo directo es el 54,8 por ciento de todos los recursos humanos del sector fundacional (48,6 por ciento en 2008). Esto contrasta con el empleo externo que se ha reducido desde 16.773 personas en 2008 a 10.2016 en 2019. El comportamiento de la creación de empleo directo ha sido muy positivo comparado con el de la economía española. Ha sido una creación de empleo contracíclica durante los años 2008-2014 como se corresponde con un sector de actividad que tiene que multiplicar su actividad en los momentos de crisis para cubrir los fallos o carencias de un sector público que, en el caso de España, estaba sometido a reglas muy estrictas de consolidación fiscal. De este modo, mientras que, a pesar de recuperar la senda de crecimiento económico a partir de 2014, mientras que la tasa de variación anual promedio del empleo durante el período 2008-2019 ha sido del -0,16 por ciento, para las FAE se sitúa en el +3,70 por ciento.
Hay que destacar que el número medio de empleos en las FAE se ha incrementado de 27 empleos por fundación en 2008 a 44 en 2019, lo que supone una mejora relativa del tamaño en términos de empleo. Ahora bien, cuando se analiza la distribución de las plantillas por intervalos de personas ocupadas, lo que destaca es el minifundismo, ya que en 2019 el 36,2 por ciento de las FAE no tienen ninguna persona ocupada y en el intervalo de 1 a 5 trabajadores se encuentra el 16,8 por ciento de las fundaciones. Las fundaciones con más de 20 personas ocupadas son el 28 por ciento del total y entre 6 y 19 trabajadores se encuentra el resto (18,6 por ciento). Una distribución en forma de U irregular.
Sin embargo, esta distribución por intervalos difiere mucho de la distribución del empleo en el conjunto de la economía española: el tramo de empresas sin trabajadores es el 56 por ciento del total de empresas de España, lo que es debido al peso que tienen los trabajadores autónomos sin empleados. Por otra parte, el tramo de empresas con 20 y más trabajadores sólo supone el 2 por ciento de todas las empresas, en contraste con el 28,3 por ciento de las fundaciones. Es decir, la estructura por intervalos del empleo en la economía española es claramente piramidal, con una base amplísima de empresas sin trabajadores contratados y una cúspide que se extiende hasta el intervalo de 6 a 20 trabajadores.
En relación con el empleo directo hay que destacar que teniendo en cuenta el avance provisional para el año 2019, Cataluña con- centra en términos medios el 38,3 por ciento del empleo de las FAE durante el período 2008-2019, seguida por Madrid con el 17,1 por ciento; entre las dos CCAA suman más de la mitad del empleo directo de las fundaciones en España. A gran distancia se encuentran Andalucía (8,4 por ciento del empleo directo) y el País Vasco (5,4 por ciento).
Respecto del personal no remunerado, voluntarios y patronos, en 2008 eran el 46,9 por ciento de todos los recursos humanos del sector, con una ligera reducción al 44,1 por ciento en 2019. El voluntariado supone algo más de la cuarta parte de todos los recursos humanos del sector (26,8 por ciento en 2019), sin apenas variación porcentual en su participación en el conjunto de los recursos humanos del sector fundacional, si bien su volumen ha crecido significativamente en un 31,2 por ciento entre los años 2008 y 2019, incrementándose desde 97.340 personas en 2018 a 127.687 en 2019.
Por su parte, las patronas y los patronos son la quinta parte de todos los recursos humanos en 2008 (77.872 personas). Aunque su volumen total se incrementa hasta las 82.678 personas, su participación en el total de los recursos humanos se reduce al 17,3 por ciento en 2019. No se han producido avances en igualdad género en la composición de los patronatos: tanto en 2008 como en 2019, las mujeres patronas sólo son el 32 por ciento del total de patronos. Lo que contrasta con la presencia mayoritaria de la mujer en la estructura del voluntariado, si bien en 2019 hombres y mujeres están casi a la par.
7.5. Impacto económico del sector fundacional
Dotaciones, activos, ingresos y gastos
A lo largo de los doce años de la serie la dotación media fundacional ha sido de 7.742 millones de euros, con un incremento de 1.365 millones entre 2008 y 2019, en torno al 20 por ciento. En lo que se refiere a los activos, su promedio durante la serie histórica es de 21.772 millones de euros; aunque decrecientes entre 2011 y 2015, vuelven a crecer hasta alcanzar los 22.501 millones de euros en 2019, lo que supone un crecimiento entre 2008 y 2019 del 20 por ciento.
Hay que destacar que las fundaciones con dotaciones superiores a los 30.000 euros son en el promedio de la serie, el 50,7 por ciento. Las fundaciones con activos superiores a los 150 mil euros son en promedio el 60,2 por ciento. Finalmente, las fundaciones con ingresos superiores a los 150 mil euros son el 64,7 por ciento y con gastos superiores a esa misma cantidad el 62,8 por ciento de las entidades. Como consecuencia de la diferencia entre ingresos y gastos, el excedente de explotación superior a 30.000 euros anua- les sólo lo logra en promedio el 27,4 por ciento de las fundaciones, con oscilaciones a lo largo de la serie.
Durante todo el período y en todos y cada uno de los años de la serie, los gastos de las fundaciones han sido superiores a los ingre- sos. Este desequilibrio, para hacer frente a una actividad creciente, ha sido posible a costa de las reservas y de los activos
El sector fundacional como magnitud macroeconómica Cuando se valora la actividad fundacional como magnitud macroeconómica, los resultados en conjunto son positivos y crecientes. Así, el valor añadido bruto (VAT) ha crecido el 19,7 por ciento durante todo el período, con un importe total en 2019 de 3.725 millones de euros. La remuneración de los asalariados también se incrementa un 12 por ciento durante el período, si bien la remuneración media por persona ocupa se reduce en un 14,7 por ciento desde 15.091 a 12.875 euros anuales. El excedente bruto de explotación se incrementa en un 16,8 por ciento, desde un resultado de 369 millones de euros en 2008 hasta los 433 millones en 2019.
La procedencia de los ingresos
¿De dónde proceden los ingresos? Con escasa variación a lo largo de los 12 años de la serie, la principal fuente de ingresos según categoría, en promedio, es el sector privado (84 euros de cada 100), seguido a gran distancia de los ingresos procedentes del sector público (16 euros de cada 100). El peso de los ingresos públicos decrece ligeramente entre 2008 (16,4 ciento) y 2019 (15,4 por ciento) y aumentan ligeramente los ingresos de origen privado (73,1 por ciento en 2008 y casi 74 por ciento en 2019).
En 2019 la principal fuente de ingresos, según tipología, son las donaciones y subvenciones (59,2 por ciento), seguidas de la prestación de servicios y ventas de bienes (34,6 por ciento) y los rendimientos patrimoniales (6,2 por ciento).
La autoconfianza del sector fundacional
Desde el año 2014 la AEF publica el llamado Indicador de Actividad Fundacional (IAF) es la combinación de dos índices: el índice de valoración de la situación del trimestre que finaliza o indicador de situación armonizado y el índice de valoración de expectativas para el trimestre entrante o indicador de expectativas armonizado. Tanto en un caso como en otro los directivos y gestores fundacionales manifiestan una clara confianza en contras- te con la irregularidad e incluso pesimismo de los directores de las empresas españolas. A la vista de la evolución del IAF sintético comparado con el indicador general de confianza de la economía española se puede decir que en cierto modo los directivos fundacionales anticipan la confianza empresarial general.
26Sería interesante la realización de un examen exhaustivo de la evolución de las reservas de las fundaciones a lo largo de las distintas fases del ciclo económico.
7.6. A modo de conclusión
A la luz del análisis cuantitativo realizado en este trabajo se pueden extraer las siguientes conclusiones sobre el sector fundacional de España:
En suma, el sector fundacional aporta valor social, empleo y actividad económica significativa y la triple crisis sanitaria, económica y social, generada por la Covid-19 en marzo de 2020, supone un nuevo reto para el sector fundacional al que debe hacer frente para salir fortalecido.